MÉXICO, D.F.- Una pequeña terraza en la colonia Roma es el inicio de un proceso para captar agua de lluvia, purificarla y que quede embotellada para el consumo humano, una idea de Bosco Quinzaños, fundador y director de Casa del Agua, que se hizo realidad.
La boutique está dividida en tres niveles: la terraza, un espacio libre para el público con mesas y bancos de madera reciclada donde puedes traer tus propios alimentos, pero se prohíbe introducir cualquier tipo de bebida en el lugar; la bodega donde se pueden ver el proceso de filtración y purificación del agua y el lobby, donde se armoniza y embotella el producto.
La idea surgió una noche cuando Bosco decidió que quería vender agua de lluvia bajo el principio de que la energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma. Además el agua es un conductor universal, por lo que el fundador decidió que el líquido sería armonizado y siempre estaría fresco, nunca trasportado ni almacenado y de ahí surge el concepto de “el agua local”.
Pero purificar agua de lluvia es un proceso costoso que tarda 60 horas desde que entra por la terraza hasta que queda lista para embotellarla.
Arturo Torres, administrador de Casa del Agua, explicó que el negocio tiene uno de los estándares de purificación más altos del mercado pues pasa por un desarrollo de triple filtración, destilación (consiste en evaporar el agua y después volverla a condensar), remineralización y por último, la armonización mediante música clásica.
La captación del agua se da en las áreas verdes y la tarima que se encuentran en la terrraza, hay una separación de aproximadamente 20 centímetros entre la loza del edificio y el entarimado de madera, después se canaliza a unos tubos y se manda a dos cisternas de dos mil 500 litros para almacenar la lluvia. “Cuando no hay lluvia, nosotros regamos, ya que la única manera de procesar agua es mediante la terraza, si no pasa por la terraza no hay manera de procesar el agua”, afirmó Arturo.
De las tuberías pasa a un filtro separador donde se contienen los primeros 15 minutos de lluvia, “ya que son los que más contaminantes y partículas tienen” y comienza la depuración. Existen dos procesos de filtración, el de partículas (con grosor de 130 micras, casi el grosor de un cabello) y el multimedia o de arena sílica (quita aromas y sabores que pudiera tener el agua). Después se destila, es decir, se calienta, evapora y se vuelve a condensar para obtener agua químicamente pura.
El primer proceso de armonización comienza “en un tanque de acero inoxidable donde hay piedras de río grabadas con los mensajes amor, respeto y gratitud y con ellos se estimula el agua, posteriormente en el lobby de la tienda hay una pieza de vidrio donde todos los días está siendo estimulada con música clásica”.
El líquido de Casa del Agua es fresca, no se almacena y no es transportada o distribuida a ningún lugar, por lo que la huella de carbón es mínima en el recorrido que el cliente hace al lugar. Es elaborada y embotellada artesanalmente, utilizando botellas de vidrio, pues evita que el plástico PET cambie su aroma o sabor. “Así como el agua es transparente, nuestro proceso también es transparente y a la vista del público”, finalizó Arturo Torres.
Una botella de agua de lluvia natural tiene un costo de 40 pesos y puedes rellenarlas por 10 pesos; las saborizadas (hierbabuena, menta, lavanda, albahaca y romero) valen 45 pesos y el refill 20 pesos. En el lugar también se ofrecen 16 infusiones de té frío, caliente o frappé.