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LEÓN, Guanajuato.- El Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de León (SAPAL) dio a conocer que su laboratorio de Calidad del Agua se encuentra entre los dos recintos de análisis del agua mejor equipados y con mayor número de métodos aprobados, de acuerdo a la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA).
El Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de León, a través de su laboratorio de calidad del agua, ha obtenido los resultados más altos emitidos por el LELAB, empresa certificada para evaluar la precisión de los resultados en las prácticas de investigación realizadas por laboratorios de todo el mundo y que tiene como principales referencias la calidad, la independencia y la respuesta a las necesidades tecnológicas que surjan en el ejercicio del trabajo, áreas en las que SAPAL ha obtenido la máxima calificación otorgada por esta organización con sede en Barcelona.
El estudio del líquido no solo es importante para mantener el nivel óptimo de potabilidad en el agua que emana de fuentes de abastecimiento y que llega a las casas, sino que también es de utilidad para que el organismo operador logre sanear el 100 por ciento de las descargas residuales con la calidad necesaria para que posteriormente sean reutilizadas en la industria.
El Laboratorio de Calidad del Agua de SAPAL, cuenta con un grupo de analistas que son signatarios autorizados ante la Entidad Mexicana de Acreditación (EMA) organización que evalúa la competencia técnica y experiencia curricular de los especialistas y sólo se cuenta en el país con dos espacios en los que la totalidad de sus integrantes cuentan con el aval de dicha organización.
Los resultados en el análisis del agua de SAPAL se encuentran en ejercicio de comparación con operadores de agua de todo el mundo, en los que, dentro de los estándares de calidad del lelab, han participado empresas de la Unión Europea, Japón, Australia y Estados Unidos.
De esta forma y en base a los resultados obtenidos del análisis periódico de muestras, León cuenta con agua potable para el consumo humano al alcanzar cien por ciento de potabilidad en el fluido que llega a las tomas domiciliarias, cuando el mínimo requerido por las normas mexicanas, es de noventa y cinco por ciento.
