SACRAMENTO, California.- Los efectos de la grave sequía que sufre California se comienzan a notar ya en comunidades pobres como East Porterville, en el Valle de San Joaquín, donde cerca de 200 familias, la mayoría hispanas, están recibiendo raciones de agua embotellada al carecer del líquido.
Una situación similar se presenta en Seville, un poblado a 40 millas al noroeste de East Portville, donde también las familias trabajadoras del campo están dependiendo de la ración de agua embotellada o de la generosidad de otras personas.
En esta comunidad de mil 400 viviendas, que obtiene el agua de pozos perforados y donde las familias sin agua han comenzado a recibir raciones de 12 galones por persona, la crisis tiende a aumentar.
Según señaló Montero, los cultivadores con mejor tecnología, pozos más profundos y bombas de succión mucho más potentes, “literalmente se chupan el agua de los más pobres”.
Según datos del condado, hasta el pasado día 19 Tulare había aprobado la perforación de 812 nuevos pozos para irrigación, suministro doméstico, lecherías e industrias, representando un aumento del 60 % con relación a todo el año 2013.
Dependiendo de la profundidad y la ubicación, construir un nuevo pozo puede costar entre 16 mil y 25 mil dólares, lo que una familia campesina hispana gana durante un año, aseguró el líder comunitario.
De acuerdo con los datos más recientes del U.S. Drought Monitor, el 99,8 % del territorio de California se encuentra en condición de sequía severa y cerca del 82 % está calificado como en sequía extrema.
El problema en Seville, un poblado de 500 habitantes, de los cuales más del 95 % es de origen hispano, tiene mejor solución, pues el suministro de agua de las cerca de 110 viviendas depende de un acueducto público y no de pozos individuales.
Según explicó Lockman, Seville recibió un subsidio de 250.000 dólares del estado para perforar un nuevo pozo e instalar un tanque de almacenamiento mayor, y se espera que el sistema esté operando a mediados de septiembre.