LOS ÁNGELES, California.- Al estilo de Hollywood y sus espectaculares persecuciones, la ciudad de Los Ángeles ha decidido enfrentar una de las peores sequías en décadas con una figura policiaca, el “patrullero del agua”, que vigila el correcto uso del líquido elemento e impone multas a los infractores.
Enrique Rick Silva, supervisor de la Unidad de Respuesta de Conservación de Agua del Departamento de Agua y Energía de Los Ángeles (LADWP) dijo que algunas personas se ponen nerviosas cuando llegan a una casa, aunque primero se identifican como empleados del departamento de agua y luz y comienzan a discutir las formas de ahorrar agua, lo cual ha sido muy positivo”.
La iniciativa de colocar a una persona a patrullar 500 millas cuadradas y velar para que no se desperdicie el preciado líquido nació con la aprobación de la Ordenanza de Conservación del Agua. La medida, que tiene varias fases, se aplica cuando se afronta un riesgo de sequía.
Actualmente se estima que el 80 % de California enfrenta condiciones de extrema sequía. 2013 fue el año más seco en la historia del estado y las presas de agua se encuentran a niveles que no se veían desde 1977.
A nivel mundial, Los Ángeles se destaca por ser una de las áreas metropolitanas líder en ahorro de agua, después de que el consumo diario por persona se redujo de un pico de 187 galones en el año fiscal 1987 a 122 galones en el año fiscal 2011.
Rick Silva dijo que pese a que son cifras alentadoras, existe la necesidad de tener al “patrullero del agua” porque se estima que entre el 40 y 60 % del agua potable de la región se usa para regar plantas y el zacate (césped), y la idea es reducir ese uso.
Cada vez que existe una emergencia de sequía la ordenanza se aplica en sus diferentes fases. En este momento, la medida está en su segundo nivel y ordena que solo se pueden regar los pastos tres veces a la semana. Además no se permiten grandes cantidades de agua en esta labor.
La labor del patrullero es hacer que se cumpla la ordenanza y, como todo buen agente del orden, Silva tiene su vehículo debidamente identificado. Las armas de este experto en conservación de agua son varias: la primera, y una de las más importantes, es hablar español, el idioma que predomina entre los jardineros de Los Ángeles.
Los jardineros, en su mayoría inmigrantes hispanos, saben de la importancia del agua, pues de ella depende que conserven sus trabajos. Una de las labores de Silva es explicar los programas de incentivos económicos que tiene la ciudad para cambiar el césped y jardines por plantas que no requieren tanta agua para sobrevivir.
Silva es experto, además, en cambios en los comportamientos de ahorro después de haber participado en la campaña que logró repartir gratuitamente más de un millón de sanitarios para reducir el consumo de agua en los baños.
Pero de vez en cuando el patrullero se encuentra con personas que incumplen la ley y es cuando tiene que sacar su insignia y hablar de un posible castigo: multas que van hasta los 500 dólares.
Otra de las similitudes del “policía de agua” con los de la vida real es atender las quejas y los pleitos entre vecinos. Dentro de las iniciativas del LADWP para el ahorro del agua se estableció una línea telefónica de emergencia para preguntas, reclamos y denuncias.
Por ahora, Silva apenas tiene otros tres compañeros que hacen sus mismas funciones, pero si estas patrullas tienen éxito el número de “policías del agua” podría aumentar.