SAO PAULO, Brasil.- Brasil enfrenta una de sus peores crisis de escasez de agua potable, 44 millones de habitantes en 68 ciudades han consumido sus reservas y no hay en absoluto perspectiva de lluvias para el verano que viene.
Las últimas encuestas de Datafolha muestran que en la capital paulista y en el conurbano, el 60% de los habitantes han sufrido cortes de agua, una o más veces, en el último mes de septiembre. Los cortes están siendo la forma en que la Compañía de Saneamiento Básico del Estado de Sao Paulo, ha logrado controlar en algo el consumo que sigue en plan de racionamiento desde enero pasado.
La principal reserva de agua de Sao Paulo -el sistema Cantareira- viene de alcanzar su registro histórico mínimo, y los técnicos no encuentran forma que haga descender aún más el consumo, exigido en las últimas semanas además por una inusual ola de calor primaveral, con temperaturas casi veraniegas.
De las dos últimas reservas de agua que le quedaban a la ciudad a comienzos de año, cuando se advertía ya la sequía, la primera ha entrado ya a consumir su “volumen muerto”, unos 182.000 millones de litros de agua, que de continuar en los actuales índices de consumo, se terminará en las dos primeras semanas de noviembre entrante.
Después de ello habrá que usar la segunda reserva técnica que con 106.000 millones de litros requiere autorización del gobierno federal ya que se entra en un problema que excede las responsabilidades estatales.
El presidente de la Agencia Nacional de Aguas Vicente Abreu, ha dicho que Sao Paulo “no tiene alternativa: o llueve o hay que sacar agua del volumen muerto. El problema es que ese volumen va a llegar a un nivel en que solamente se pueda sacar barro. Si la crisis se agrava no habrá más solución que ese barro del fondo, y ese problema no podemos ni especular como sería”, advirtió.