LA PAZ, Baja California Sur.- Los Cabos y La Paz viven en este momento una situación apocalíptica, después de los severos destrozos causados por el huracán “Odile” este fin de semana en la entidad, los sudcalifornianos se enfrentan ahora a la realidad del desastre, señaló una fuente cercana a las autoridades de Baja California Sur, que pidió no ser identificada.
Dijo que en Los Cabos, los hoteles que sufrieron daños menos severos están siendo rodeados por turistas y locales en busca de agua y alimentos.
Confirmó lo que es una realidad lamentable: que no hay calma después de la tormenta, a contrario. Las autoridades locales han sido rebasadas en exceso, pues hay desabasto alimenticio, carencia de dinero en efectivo (las redes bancarias y de cajero automáticos están destruidas), falta de energía eléctrica (la CFE cumple con su labor a toda marcha, pero no se da abasto para restablecer la red). Esto se suma al mayor flagelo de todos: el agua potable se está agotando.
Hoy por la mañana y junto a otras personas, llevaba algunos bidones de agua potable a los turistas varados en el aeropuerto internacional de La Paz. Su pequeño convoy fue atacado por miles de peatones que les arrebataron el vital líquido.
Confirmó el hecho de que en Los Cabos, los hoteles que sufrieron daños menos severos están siendo rodeados por turistas y locales en busca de agua y alimentos. Los huéspedes del hotel de otros lugares, han estado vagando desde el lunes por la mañana sin tener dónde refugiarse y han amenazado con utilizar la violencia para entrar a otros recintos cercanos en busca de alimentos y bebidas.
Sin embargo, todos los hoteles se encuentran en la misma situación de aislamiento, carestía y absoluto caos. La situación no termina ahí: parece ser que, en el caso de algunos lugares, la gente ha secuestrado a empleados de los mismos para exigir su liberación a cambio de comida y agua.